
Los datos acerca de la violencia en parejas de adolescentes nos inclinan hacia la preocupación.Casi un 33% de los jóvenes considera inevitable o aceptable en algunas circunstancias controlar los horarios de la pareja, impedir que la pareja vea a su familia o amigos, decirle las cosas que puede o no puede hacer… El control del tiempo, del dinero, de la ropa, de las amistades, proyectos, la coacción, el chantaje y las amenazas e incluso insultar y zarandear a la pareja, no son considerados por ellos como actos de violencia o agresión. De modo que cuando piensan en maltrato piensan en agresiones físicas graves. Es preciso que los adolescentes tomen consciencia de las consecuencias devastadores que tienen sobre la salud mental y sobre la calidad de nuestras relaciones los comportamientos machistas y violentos, y eso es lo que persigue esta obra. Si no hay respeto no hay amor.